El dicho «Más sabe el diablo por viejo que por diablo» podría aplicarse perfectamente a la recurrente falta de preparación frente a las temporadas de lluvia en nuestro país. Aunque actualmente enfrentamos una sequía severa, lo cual podría llevar a muchos a preguntarse por la relevancia de prepararse para lluvias, es precisamente en estos momentos de calma aparente cuando más debemos planificar.
Desde la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) se vienen anunciando medidas y acciones específicas para las diferentes regiones del país en anticipación a la temporada de lluvias que, según pronósticos, podría comenzar en los próximos meses. Este llamado a la acción llega en un contexto desafiante, donde el fenómeno de El Niño ha reducido significativamente las precipitaciones, afectando los niveles de aportes hídricos a menos de la mitad de la media histórica y llevando a racionamientos de agua en muchas áreas.
A pesar de esta situación, el panorama general muestra una desatención preocupante por parte de las autoridades para mitigar las posibles consecuencias futuras. Un ejemplo reciente de la urgencia de estos preparativos se vio en el sector de La Nevera, en el Picacho, Santander, donde una inesperada precipitación detuvo el tráfico y tomó por sorpresa a conductores y residentes. Este incidente subraya la necesidad de estar preparados y evitar emergencias. (ver video)
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En las ciudades, es común que la red de alcantarillado colapse en los primeros días de lluvia, a menudo debido a la falta de mantenimiento adecuado; muchas alcantarillas están obstruidas con arena, escombros y basura, incluyendo objetos tan improbables como colchones. Aunque es fácil culpar al gobierno por estos problemas, las comunidades también tienen una responsabilidad crucial en la prevención, cuidando sus entornos y evitando prácticas dañinas como la deforestación y las quemas descontroladas, que contribuyen a la erosión y a las inundaciones.
La UNGRD ha hecho un llamado a los consejos municipales y departamentales para la gestión del riesgo de desastres para que refuercen sus roles en coordinación, asesoría, planeación y seguimiento. Esto es esencial para garantizar una respuesta efectiva y bien articulada en los procesos de conocimiento del riesgo, su reducción y el manejo de desastres.
Es crucial que las comunidades conozcan y comprendan los protocolos de respuesta a los fenómenos asociados con la temporada de lluvias. La UNGRD enfatiza la importancia de promover la formulación o actualización de planes de emergencia a nivel familiar, comunal y comunitario. Estos planes deben incluir rutas de evacuación, puntos de encuentro y teléfonos de emergencia, entre otras medidas de preparación.
Prepararse para la temporada de lluvias en medio de una sequía puede parecer contradictorio, pero es una estrategia esencial para minimizar riesgos y garantizar la seguridad y el bienestar de nuestra población. No esperemos a que las primeras lluvias nos tomen desprevenidos. Actuar ahora es actuar con prudencia.